Hay varias palabras para definir a aquellas personas que se acercan a un Estadio de Fútbol, a acompañar a sus equipos. Está el simpatizante, el fanático y el hincha. El simpatizante es aquél que de vez en cuando asiste al estadio, pregunta por el equipo los domingos pero no se contenta ni demasiado con el triunfo, ni se pone tan triste con la derrota.
Simplemente está interesado en el equipo por tener la información a la mano para tener tema para hablar en su círculo íntimo. El fanático es aquél que no acepta otras posturas, porque no tiene argumentos y neciamente se mantiene en su posición, hasta ser objeto de burla por su desconocimiento, porque jamás ha ido a apoyar al Equipo a ningún escenario, es el que jamás arriesga.
El hincha, del cual se deriva el vocablo Hinchada, es aquél del verdadero perfil Azul. Está siempre con el equipo, en las buenas y en las malas, acompaña al 95 por ciento de los partidos del año y solamente una enfermedad o el trabajo obligado fuera de la ciudad, le impiden asistir a la Caldera una vez al año, tiene recuerdos en el Capwell desde que estaba recién desempacado de la cuna, acompañó en varias ocasiones por tierra o aire a su equipo en otras ciudades del País y del Exterior y mantiene en su corazón tanto la alegría de los triunfos, como las cicatrices de las derrotas.
El hincha Azul es el que piensa que EMELEC está primero que el resto y no acepta ser segundo. Es el que se enfurece cuando ve a su equipo inmiscuido con los de mitad de tabla para abajo porque su grandeza le impide igualarse con cualquier otro – equipito». Es aquél que disfruta día a día de las noticias del Bombillo, por cualquier medio.
Es el que tiene conocimiento de fútbol y sabe, ya a la perfección el juego bien jugado y elaborado hasta el punto de sentirse ofendido con los balones rechazados de punta y el juego al – ollazo», porque se acostumbró al toque sutil y a la jugada de lujo y de vértigo del Ballet Azul. Es el que cambia la mejor fiesta, o la mejor cita del mundo por estar junto a Emelec.
Es el que se siente orgulloso del promedio de asistencia que genera el Equipo y al que se le eriza la piel al sentir los cánticos de aliento. Es el que viste con orgullo la piel azul y plomo, sin importar que día sea. Es el que, en definitiva, se entrega a la grandeza del Club a partir de su conocimiento. Hincha para el cual su aliento y su amor por los colores del EMELEC son eternos.
Y lo mejor de todo es que sin saberlo, entre todos, afirman una identidad que desconocen. Sin ponerse de acuerdo en el Estadio al que asistan, sin que haya coordinador general, para saber el momento exacto de sincronizar el aliento mediante un cántico. Todos saben en qué momento hacer lo que hay que hacer, sin que nadie les diga nada, es una pasión instintivamente mágica.
Y esa catarata de emociones es compartida, muchas veces hasta las lágrimas. Es una verdadera Familia, de la que me siento orgulloso de pertenecer y que me ata a morir en el tablón, si así la voluntad del Creador lo decidiera.
Dios te Bendiga siempre, mi EMELEC del Alma.
Comisario Azul.
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