Cuando Juárez está a punto de rematar al arco, el balón se persigna.

En este gol no hay excepciones, ni debe haberlas, es el gol que lo hará inmortal, si es que quedaba alguna duda de que ya lo era.

Empieza con un centro de Carlos Quñonez por derecha que busca el guiño ejecutor que sabe sugerir este asesino en serie. Se lo descubre, mientras Juárez lucha esgrima con un defensa.

Datos del partido

Cuando el balón hace una parábola y cae rumbo a su pie derecho, Juárez lo primero que intenta es sacar un plano, calcular la distancia y la velocidad del golpe. Y concluye que para impactarlo de la forma que él quiere (de volea) debe inclinar su cuerpo hacia el vacío, y recostarse medio segundo en la pared del aire. Y así lo hace.

Luego, recogiendo su pierna derecha, revisa por última vez el cuadro donde entrará el disparo. No dura un guiño la suspensión cuando ya activa el resorte.

El arquero repasa una contrición, reza un – yo creo», y por las dudas, a Dios se encomienda. Llevándose las manos al rostro, se lanza, mientras maldice su profesión y el momento en que decidió ser arquero.

En efecto, no es mentira que algo alcanzó a ver, pero, la verdad es que él, nunca terminó de resolver de si se trató de un ángel o de un balón lo que le pasó al costado. Al día siguiente, busca iglesia y misa para confesarse. Por si acaso.

Lo que sucede luego, es un misterio. Puede que el balón continúe habitando esta realidad o que haya abierto algún agujero en el arco o que sea el primer objeto transportado a otro tiempo y otro espacio. Después de todo, luego de alcanzar impulso luz, todo el universo alrededor se hace relativo.

Declaraciones del partido

Y éste disparo para detenerlo hay que intuirlo con algunas semanas de anticipación.

Aturdido aún por el estruendo sordo del balonazo, a Juárez sus oídos le niegan el rugido de la hinchada. Solo, se ve caminando entre el silencio, dando largos trancos a las citas históricas, a los interminables debates sobre cuál fue el mejor delantero, a su nombre en el mejor equipo de todos los tiempos.

En su camiseta sentencia: – Regresé porque soy azul» mientras de sus ojos rezuma toda la pasión que siente por este equipo del que no se puede desprender y al que eternamente regresa.

Se sabe que es Julio del 2007 y que han pasado cuatro años desde que se fue. Se sabe que éste es su tercer regreso y queda la sensación de que nunca se fue del equipo, ni aún ahora que (Emelec cumple 80 años) y él parece estar en el retiro.

También se conoce que este gol que hace, es el gol número 121 con EMELEC en partidos oficiales y que es el gol que lo hará el goleador histórico del club superando al gran – Jechu» Cárdenas.

Se sabe que se ha cumplido lo que el profeta ha venido anunciando desde Oriente, en su viaje hacia la Lejanía: En el séptimo mes se ve de repente nevar nieve azul. Y que él la ha cumplido sin dilación ni condición esta promesa.

Se saben de estas y otras verdades de la que ahora tenemos noticia, y que parecían cifradas por el horror rutinario de las horas y por la cíclica persecución de los hechos. Se sabe de esto y de mucho más todavía.

Pero del balón que remató aquella noche, nada más se conoció.

Suponemos que murió contento.