Desde hace un año cada llamada me produce un temblor emocional. Una madrugada del 3 de diciembre de 2019 el teléfono interrumpió mi sueño madrugador: “Falleció River”, me dijo su hermano Jorgito.
El lápiz maravilloso de mi querido compañero de tantas aventuras en seis décadas, Washington Rivadeneira, el de las bellas caricaturas y retratos, dejó de existir y sembró en mi espíritu una pena infinita que no cesa. Vino luego la pandemia y empezó un desfile alucinante de féretros con los restos de amigos y familiares muy queridos para producir heridas lacerantes cada día, que parecen no sanar nunca.
Desde Los Ángeles, muy temprano, recibí el timbrazo de mi querido amigo vicentino Lucho Burgos, cuya charla chispeante y llena de humor extraño siempre. De repente el tono no era festivo, se notaba un aire de tragedia, de funeral anticipado: “Compadre, le paso una mala noticia: falleció Galo Pulido, nuestro querido amigo”, fueron sus palabras iniciales.
La respuesta adolorida fue la que usamos siempre negando que somos mortales: “No puede ser, hace una semana que hablamos de fútbol”. Y así fue. Galo Pulido encarnaba el espíritu de la mayoría de los jugadores de antaño. Seguía unido a su Emelec por el cáñamo irrompible del recuerdo de sus días de gloria. Su vínculo espiritual duraba 24 horas, 7 días a la semana, 365 días del año. Era muy activo en Facebook, ponía bellas fotos de su Emelec de los años 60, de las giras al extranjero, de las portadas de Estadio y 7 Días Deportivo. Guardaba muchos recortes de artículos que hablaban de su espléndido pasado.
“¿Tú crees que Emelec gane la etapa y llegue a la final?”, fue su inquietud y el motivo de su llamada una semana antes de su deceso. Pensé que era oportuno darle esperanzas y le comenté que su club había levantado el nivel de juego. La inesperada muerte de Galo Pulido hace inevitable sembrar la memoria de evocaciones de grandes momentos en los tiempos del estadio Modelo, hoy Alberto Spencer Herrera.
No es glorificación falsa del pasado que se nos fue, es realidad que solo puede ser ratificada por los que vivieron esa época y que gustaron siempre del fútbol elegante, de los grandes duelos en los clásicos que nada tienen que ver con los insípidos de hoy, protagonizados por burgueses mercantilizados. “No corrían los de aquel tiempo”, dicen los “analistas” de hoy sin haber revisado la historia, ciencia a la que aborrecen por insensibilidad y distrofia intelectual. Jugaban y daban espectáculo.
No es lo mismo ver a los de hoy que disfrutar de la habilidad y la inteligencia de Jorge Bolaños, Pulido, José Vicente Balseca, Helinho, Tiriza, Nivaldo, Luciano Macías, Vicente Lecaro; en un Modelo lleno y sin barras de delincuentes y drogadictos, bombos, cornetas y bengalas asesinas. Pulido fue un producto puro que nació con los genes futboleros, que se alimentaron de la pelota callejera y de las Ligas de Novatos. Tuve la fortuna de ser asiduo de las canchas del antiguo Jockey Club, donde jugaba la más famosa de las Ligas: la Juan Díaz Salem.
Allí vi jugar al célebre Sagrario, del que no quedaron testimonios visuales, pero del que podría escribirse una novela. Todos sus integrantes eran endiablados tocadores de pelota de indoor y de la número 5. La mayoría llegó a primera categoría; si no, miren sus nombres: Pulido, Bolaños, Jorge Mawyín, Luis Sernaqué, Teodoro Ruiz, Milton Pérez y tantos otros.
De un grupo de juveniles peloteros que se medían en Gómez Rendón entre Eloy Alfaro y la ría, Jacinto Astudillo, que ya era jugador de Emelec, se llevó a probarse a ese club a Pulido, Pérez, Sergio Carrera y Lucho Rosales. El examinador era Mariano Larraz, quien aprobó a los cuatro. Los dos últimos se fueron muy jóvenes a Estados Unidos. Los juveniles de Emelec fueron imbatibles campeones desde 1958. Cómo no iban a campeonar si estaban Bolaños, Pulido, el malabarista Milton Pérez, Felipe Mina, Francisco Arámbulo, Walter Arellano y tantos otros.
Bolaños y Pulido llegaron pronto a primera. Ambos eran creadores de juego, científicos en el trato del balón y los pases, que dejaban a sus compañeros como verdugos de los arqueros. Don Fernando Paternoster, maestro de verdad, desechó pronto la idea de que los dos pibes no podían jugar juntos. Los puso y nació en Emelec una sinfonía de fútbol.
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— Emelec emelexista (@emelecweb) September 7, 2020
Era el tiempo de los Cinco Reyes Magos. Pulido fue calificado como “el sexto Rey Mago” cuando se formó otra línea parecida a la de 1962-1963. Los inteligentes se acomodan siempre. Lo probó Pep Guardiola con Xavi y Andrés Iniesta en el siglo XXI, pero se adelantó en el siglo XX Paternoster cuando hizo jugar a Pulido y Bolaños en la misma línea. El Pibe Bolaños me contó hace muchos años que el Marqués les preguntó si podían jugar juntos. “Claro, si lo hemos hecho desde que teníamos diez años en el Balseca de las Cinco Esquinas, Sagrario, Santos y Brasil”, fue la respuesta.
Su mejor temporada fue la de 1965, en que se formó el que muchos consideran el mejor Emelec de todos los tiempos, con Ramón Maggereger o Manolo Ordeñana; Felipe Landázuri, Carlos Maridueña y Felipe Mina; Lucio Calonga o Henry Magri, y Carlos Pineda; Balseca o Jaime Delgado Mena, Bolaños, Bolívar Merizalde o Avelino Guillén, Pulido o Enrique Raymondi y Óscar Lencina. Ese equipo ganó invicto el título nacional de 1965 con el 88 % de los puntos. “Habilidad pura aplicada con ciencia a cada movimiento suyo por el campo. Fútbol que se desplaza del cerebro a los pies para generar y proyectar su propia producción. Una gran función de alta técnica y un golazo que señaló su imagen. Una gran personalidad”, decía de Pulido Paco Césped (Edmundo René Bodero), el entonces famoso articulista de 7 Días Deportivo.
Han sido tantas las llamadas y los mensajes, especialmente del grupo de emelecistas de Los Ángeles que encabezan Eloy Carrillo y Kiko Fernández, con quienes Galo miraba los partidos de su club. Aún resuena en mis oídos la palabra apesadumbrada de Lucho Burgos, y los mensajes de Álex Velarde, exarquero juvenil de Barcelona que fue rival de Galo en la Salem, y de Alfredo Valero, su compañero en el Vicente Rocafuerte. Me impresionó la expresión de Nannin Chang, gran amigo y médico residente hoy en Chile, al enterarse del fallecimiento de Galo: “¡Qué magia de fútbol que nos regaló!” Una gran verdad.
Ese admirado amigo de tantos años que fue Galo Pulido ya no está presente; será para siempre evocación, reminiscencia de tiempos felices que disfrutamos en el hoy olvidado estadio Modelo. Soñaremos con su toque magistral, sus túneles y sus combinaciones con Bolaños y Pineda para que sus artilleros conviertan.
Y en este instante en que lo tengo tan cerca en el alma por los años de amistad, traigo a la memoria una cita de Stefan Zweig: “Únicamente un humo delgado y pálido de recuerdo se levanta fugazmente de su nombre extinguido y se deshace, casi sin dejar rastro, en el cielo apacible del tiempo”.
Galo Pulido, conocido afectuosamente como el «Sexto Rey Mago» por los aficionados de Emelec, ha demostrado ser una pieza clave en la estrategia y éxito recientes del equipo. Desde su llegada, Pulido ha aportado no solo habilidad técnica y táctica, sino también un espíritu de liderazgo que ha sido fundamental en los momentos críticos de la temporada. Este artículo analiza en profundidad su influencia y los beneficios que ha traído a Emelec.
Contribuciones Tácticas de Galo Pulido
Maestría en el Manejo del Balón
Desde su posición defensiva, Galo Pulido ha mostrado una excepcional capacidad para el manejo del balón, lo que permite al equipo mantener la posesión y transitar de la defensa al ataque con fluidez y seguridad. Su visión de juego y precisión en los pases son aspectos que han mejorado significativamente la dinámica del equipo en el campo.
Fortaleza Defensiva
La solidez defensiva de Pulido ha sido vital para Emelec. Su capacidad para leer el juego y anticiparse a las acciones del rival ha resultado en numerosas intercepciones y despejes que han mantenido al equipo seguro en situaciones de riesgo. Su presencia en la defensa ha dado confianza a sus compañeros y ha disminuido la carga sobre los mediocampistas defensivos.
Impacto en el Vestuario
Liderazgo y Experiencia
Además de sus habilidades en el campo, Galo Pulido aporta una vasta experiencia y un liderazgo que ha sido esencial en el vestuario. Su actitud positiva y su ética de trabajo inspiran a los jugadores más jóvenes y nuevos del equipo, creando un ambiente de camaradería y un fuerte espíritu de equipo.
Mentoría a Jóvenes Promesas
Pulido no solo contribuye en el campo, sino también fuera de él, actuando como mentor para las jóvenes promesas del club. Su guía y consejos han sido cruciales para el desarrollo de talentos emergentes en Emelec, asegurando así la continuidad y el futuro éxito del equipo.
Proyección y Futuro con Emelec
Sostenibilidad del Alto Rendimiento
Con Galo Pulido en la defensa, Emelec puede esperar mantener un alto nivel de rendimiento defensivo. Su adaptabilidad y constante mejora táctica sugieren que seguirá siendo un pilar para el equipo en las próximas temporadas.
Influencia en las Aspiraciones del Club
La presencia de Pulido en el equipo es un claro indicativo de las aspiraciones de Emelec. Con él como parte integral del equipo, Emelec se posiciona no solo como un contendiente en la LigaPro, sino también en competiciones internacionales.
Conclusión
Galo Pulido, el «Sexto Rey Mago», ha demostrado ser mucho más que un jugador defensivo para Emelec. Su impacto se extiende desde la táctica y técnica en el campo hasta un liderazgo transformador fuera de él. Con Pulido, Emelec no solo fortalece su presente, sino que también cimenta las bases para un futuro prometedor. Su rol en el equipo será crucial para determinar el éxito de Emelec en las competiciones venideras, consolidándolo como uno de los jugadores más influyentes y respetados en la historia reciente del club.
Introducción
En la rica historia del Club Sport Emelec, hay nombres que brillan con luz propia, y uno de ellos es el de Galo Pulido. Conocido como el «Sexto Rey Mago» de Emelec, Pulido dejó una marca imborrable en la institución con su talento, dedicación y pasión por el fútbol.
Trayectoria
Galo Pulido nació el 20 de abril de 1952 en Guayaquil, Ecuador. Desde muy joven, demostró su habilidad innata para el fútbol y su amor por los colores azul y plomo del Club Sport Emelec. Ingresó a las divisiones inferiores del club y rápidamente destacó por su talento y determinación.
Éxito en las Canchas
A lo largo de su carrera, Galo Pulido se destacó como un jugador versátil y habilidoso. Su capacidad para desempeñarse en diferentes posiciones dentro del campo de juego lo convirtió en un elemento clave para Emelec. Desde su debut en el primer equipo, Pulido dejó una huella imborrable, contribuyendo con goles, asistencias y un compromiso inquebrantable con la camiseta eléctrica.
Legado
El apodo de «Sexto Rey Mago» se ganó Galo Pulido gracias a su habilidad para marcar la diferencia en momentos cruciales y su capacidad para hacer realidad los sueños de la afición de Emelec. Su legado perdura en la memoria de los aficionados más fieles y en la historia del club como uno de los grandes ídolos.
Conclusión
En resumen, Galo Pulido es mucho más que un jugador de fútbol para los aficionados de Emelec. Es un símbolo de pasión, entrega y éxito. Su nombre seguirá resonando en las gradas del estadio George Capwell y en el corazón de todos aquellos que llevan los colores azul y plomo en lo más profundo de su ser.
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