La dirigencia de EMELEC invitó al Presidente ecuatoriano a una suite, pero él prefirió estar junto a la barra Boca del Pozo, en la general del estadio George Capwell. El primer contacto de Rafael Correa con la barra de EMELEC se produjo el 15 de junio de 2009, un día después del triunfo de los azules (1-0) ante Barcelona, en el estadio Monumental, con gol del ‘Cholo‘ David Quiroz.

Fabricio Correa, hermano del Primer Mandatario, organizó una comida para celebrar la victoria. Además del economista Rafael Correa, a la reunión asistieron el dirigente Nassib Neme, el arquero Marcelo Elizaga, el técnico Gabriel Perrone y Giuseppe Cavanna, líder de la Boca del Pozo. El menú elegido fue caldo de salchicha con tortas de maduro.

El presidente ecuatoriano se identificó desde pequeño con la divisa azul y plomo.

Su niñez se desarrolló en las calles Tomás Martínez y Baquerizo Moreno (frente al colegio San José La Salle), a pocas cuadras del sector conocido como la Boca del Pozo, cuyo nombre identifica a la agrupación fundada el 25 de julio de 1980.

En aquella década, Correa acudía junto a sus amigos y familiares -excepto su hermana Pierina, que es barcelonista- al estadio Modelo.

«Lo recuerdo como un emelecista, que cada vez que podía nos acompañaba en las celebraciones, pero sin tener una relación directa con la barra. Nosotros nos ubicábamos abajo del marcador, porque cuando se jugaban los clásicos casi todo el escenario era copado por los amarillos. Por eso me siento orgulloso de que ahora, siendo presidente del Ecuador, el economista Correa no se olvide de sus raíces«, relata Cavanna.

Un sueño cumplido

En 2005, cuando ocupaba la cartera de Economía, Correa acompañó a la barra Boca del Pozo a la general del estadio Olímpico Atahualpa de Quito para alentar desde ese lugar al equipo de sus amores. Seis años después, ya como presidente de la República, Correa fue invitado por los boqueros a la reinauguración del museo ubicado abajo de la general del estadio Capwell.

El 14 de julio fue nombrado hincha número uno del club y además recibió un regalo especial. El exfutbolista Carlos Alberto Raffo le obsequió un par de zapatos que conservaba hace 40 años y los utilizó en un torneo sudamericano, vistiendo la camiseta ecuatoriana.

En aquella ocasión el economista Correa le comentó a los principales de la agrupación azul su deseo de observar un partido desde la popular. La invitación quedó planteada, aunque sin fecha definida.

Media hora antes del partido en que EMELEC goleó al Imbabura -23 de julio de 2011- los dirigentes ‘millonarios‘ confirmaron la presencia del mandatario en el estadio.

Lo esperaron en la entrada al sector de suites, pero Correa sorprendió a todos cuando se dirigió a la general junto a diez guardaespaldas.

«La gente se quedó fría (admirada). No sabía cómo actuar. Parecía mentira que un presidente esté con nosotros. Incluso alguien le ofreció una cerveza, pero él no la aceptó. Preguntó por qué no atajaba Javier Klimowicz y qué había pasado con Pedro Quiñónez. Incluso dijo que la delantera no era la original«, acotó Cavanna.

Luis Idrovo, coordinador del club, llegó a la general e invitó al presidente a una suite. La respuesta fue tajante. «Gracias por su gentileza, pero desde acá el fútbol se vive mejor«.

Dentro de la barra, el primer mandatario se comportó como un hincha más. Cantó varios temas alusivos al equipo y se tomó fotos con los presentes.

Al finalizar el primer tiempo recibió una llamada. Era su hija Sofía, quien le anunció que había ganado una medalla en la prueba de escalada de los II Juegos Deportivos Juveniles. Correa se disculpó con sus anfitriones y se retiró del lugar, no sin antes comprometerse a regresar, posiblemente para un clásico del astillero.

La ‘Negra‘ Carmen, René y ‘Conan‘ ayudaron a los guardaespaldas de Correa, quienes le abrieron camino en medio de la multitud que le decía que su fama de «salado» -siempre que iba al estadio, EMELEC perdía- se había acabado.

Modesto García Díaz – Redacción Expreso Guayaquil