Está por terminar un ciclo más del torneo de fútbol ecuatoriano. Los hinchas emelecistas deseamos ver siempre a nuestro equipo en puestos estelares, y compitiendo en torneos internacionales.

La voz generalizada el año anterior pidiendo la salida de Neme y Rescalvo por la falta de títulos, conllevó a nuevas elecciones con 3 candidatos, uno desconocido, otro señalado como charlatán por sus detractores, y un tercero que tuvo el manejo de las inferiores del club.

La votación se inclinó por el Ing. Pileggi, hoy presidente de Emelec, entre cuyas decisiones que pesaron desde el inicio fueron contratar un entrenador sin mayor historia, dejar ir al mejor jugador del año anterior, a renglón seguido D. Arroyo reclamó pagos, y al no ser atendido, se fue a otro equipo en el exterior; estas dos ausencias dejaron en acefalía el medio campo eléctrico, sumándose posteriormente la fuga de Cabezas, y el desdén de Angulo.

Se esperaba un reemplazo en la media, acorde a lo que se había esfumado, pero no, comenzaron los experimentos contratando jugadores nacionales de medio pelo, y buscando jugadores extranjeros baratos para completar el cupo de OCHO; nombres como Agrón, Fara, Pérez, Alberti, pasarán al libro del olvido, otros como Leguizamón, García, Zapata, Sosa, y Villalba, no marcaron la diferencia, a tal punto que no siempre eran titulares.

El experimentado Miller Bolaños, la contratación estrella, mientras le dio la gana de jugar para el club mostró sus destellos de calidad, pero no demoró en los momentos más necesarios del equipo, en sacar a relucir su ya conocida indisciplina y olvidarse de que, sin ser indispensable, su aporte era necesario para mejores resultados.

Uno de los pocos aciertos fueron León, y Chalá llenando un puesto que ni Cruz, ni Rodríguez cumplieron a cabalidad, para dar solidez a la defensa junto con Ortiz, uno de los pocos objetivos logrados por el nuevo DT.

Cevallos intermitente, los nuevos Valencia sumando rojas por partido, Lastre para pulirlo, Borja pocas oportunidades, Wittle no encajó.
En resumen, un equipo con una pobre primera etapa, con el riesgo del fantasma del descenso a la serie B, carente de ideas en el medio campo y un ataque ineficaz, lo que conllevó a finalizar en un duodécimo puesto en la tabla acumulada, sin la posibilidad de un torneo internacional.

¿Podemos asumir que los problemas financieros del club, heredados de la directiva anterior, impidieron antes y ahora, contratar jugadores de mayor calidad, y un Técnico de mayor renombre? En descargo de Torres se puede deducir que solicitó 3 refuerzos extranjeros para la segunda etapa y no Le dieron ni uno.
¿Dejaron de entrenar jugadores, y bajaron su rendimiento otros, por falta de pago?

¿Logrará la directiva mantener a jugadores como Ortiz, León, Chalá, García, y Zapata?
Interrogantes que deberían ser respondidas por el presidente del club con un baño de verdad.

Autor:
JAVIER MUNOZ